Soy bruta, muy bruta... brutísima. Soy tan inmensamente bruta, que (en ocasiones) me doy (mucha) rabia. Soy la contradicción hecha persona humana (y animala a veces, también) y como tal, tengo que remar a contracorriente con fuerte marejada. Y hablando de olas, me voy a atrever a desafiar mucho (porque además de bruta, soy MUY chula) al rebaño humano que me recomendó fervientemente ir al cine (y gastarme unos yuros que no poseo, porque además de chula, soy MUY pobre) a ver una peli que recomendaré a todo aquel que me pida consejo (porque además de pobre, soy falsa, muy, muy falsa... falsísima, me atrevería a decir).
El director de la peli, visionario él, nos avisa antes de incluso barajar la idea de acudir al cine, con su título, de que lo que vamos a ver es un bodrio en toda regla, pero como buen rebaño, desafiamos al oráculo y acudimos en tropel a ver "Lo imposible". Me quedo con el acertadísimo comentario de la desconocida compañera de butaca derecha: "Jo, tío... me duele la cabeza de aguantarme las lágrimas..."
"Cuando pienso en los dineros que me he gastado (muchos, porque ir al cine para mí significa también comprar bien de palomitas y litraco, jajajajaja, de Zero), yo también quiero llorar" quise espetarle, pero me callé (por una razón aun desconocida y propuesta (tan solo a alumnos aventajados) como estudios superiores por Harvard.
Y es que además de bruta, contradictoria, chula, pobre y falsa (ahí es nada), sho (en argentino, que es como mucho más intenso) soy MUY lista, muchísimo más que todas vosotras juntas, dónde va a parar.
Pero todavía mucho más lista que yo (hay que tener valor) se creía la pija que aparcó el otro día en el Carrefour y que causó, sin ella pretenderlo, una de las escenas más maravillosas que consigo recordar. El principio me lo tendré que imaginar (también llamado inventar)porque aunque sea un ser superior (jajajaja), no poseo (todavía) el don de la ubicuidad.
Ella llega, monísima (digo yo) con su 4x4 (cómo no) y sus mechas (jajajaja) recién pintadas por Jean Luis (su peluquero de absoluta confianza) y piensa (es un decir) que como son las dos de la tarde y el párking está muy vacío, dejará el coche lo más cerca de la puerta posible, total (se dice ella), son dos minutos y a nadie le importará que le robe un sitio a un minusválido.
La pija (hecha un pincel), se dirige (diligente, ella) con sus tacones de infarto al centro comercial y allí desaparece y tarda pelín demasiado para evitar el descalabro (ignoro lo que le pasa, pero quiero pensar que le da un apretón de esos terribles con retortijón incluido).
Y el descalabro se manifiesta primero en un coche de policía... y acto seguido en una estupenda grúa... Y en ese momento salgo yo (cigarro en la boca) y veo la siguiente estampa:
El chulazo (sí, sí y sí) engancha el 4x4 con una destreza que ya la querría yo para mí y empieza, poco a poco a poco a remolcarlo, mientras el policía (otro chulazo, aunque algo menos que el primero) le despacha una multa divina. La pija acaba lo que estuviera haciendo (ejem, ejem) y sale (ignorando el cuadro que se va a encontrar) de nuevo como con prisa hacia su coche y ahí de la boca de la pija empiezan a salir improperios en forma de frases que siempre acaba con un "esto es increíble" o "se lo juro, de verdad". En ese momento, creo ver media sonrisa en la cara del policía y sé (porque soy muy lista, como ya os he dicho) que está disfrutando con la escena casi tanto como yo, y que o la pija paga la multa ipso facto, o bye bye dear car.
Instante seguido, ella (la pija) se pone a hablar por teléfono, el policía la interrumpe, ella le grita algo que no consigo a entender (porque hay algunos agudos que solo los gatos alcanzan a oír), el de la grúa mira al policía, el policía le guiña un ojo (bueno, esto igual me lo acabo de inventar) y él arranca el motor y se lleva al 4x4 sin ninguna piedad y ante la mirada atónita de la rubia, que, muerta de la ira, intenta salvar su dignindad mandando whatsapps (los sms solo los utilizan los pobres) con su Iphone 5 ("es que no me lo puedo creer" oigo que le ordena escribir a Siri) mientras el rebaño que está presenciando la escena, cierra el acto con un ensordecedor aplauso y a mí se me cae una lagrimilla de la emoción.
Y es que, señoras mías, muy en el fondo y aunque no me gustara "lo imposible", soy todo un sentimental.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Grande!!!! (y mala) ;-)
ResponderEliminarSuper grande! Esto sí es volver por todo lo alto, Rafa y yo estamos comentando el post muertas de la risa!!
ResponderEliminarGracias a las tres! Besos, putas.
ResponderEliminar