martes, 22 de noviembre de 2011

Arana

Hoy va a ser una entrada corta, porque las palabras sobran. No importa decir que me considero MUY afortunado por tener los amigos que tengo, porque aunque lo sabéis, hay veces que dar las gracias oralmente (jajajaja) no es suficiente, con lo cual:

Esta vez va para ti, que tanto me alegras la vida con tus escritos, con tus ocurrencias, con tu tremendo sentido del humor (tan parecido al mío, pero muchísimo más auténtico), con tu carinyo. Acabamos de hablar y la conversación no ha sido lo que yo esperaba... me hubiera gustado saber cantar tan bien como Pasión Vega... o como Carmen de Mairena, que es como mucho más nuestra. Pero ni a eso llego. Con lo cual, y sintiéndolo mucho, sólo te puedo decir que, digan lo que digan, eres y serás una de las mejores personas que jamás he conocido.

Un beso, Abel. Y muchas felicidades.

Sabes que te adoro,

Dani

sábado, 5 de noviembre de 2011

Pues eso

Soy una cretina; lo soy (mucho) y lo asumo. Cuando una acepta estas cosas, es como si se las tragara y las digiriera y, oyes, sientan mucho mejor. La cosa no es nueva (para nada), pero cada vez me doy más cuenta de lo equivocada que estoy en la vida. No voy a seguir por este camino, porque la entrada sería interminable (y carezco de tiempo) porque a mi alemán no hay cosa que le guste más que interrumpirme cuando hago algo... si no hago nada (99% del tiempo), pasa de mí como de comer chirlas (un beso, mamá), pero como me vea tecleando (es mucho peor si estoy leyendo), tiene la absoluta necesidad de molestarme sin parar. Se lo comenté un día a mi madre y me dijo, con resignación, que a ella (y a las vecinas en general) les pasaba lo mismo que a mí y cerró la conversación espetándome que los hombres son así. No me atreví a preguntar qué piensa que soy yo... y no fue por vergüenza, sino por miedo a su respuesta.. Desde ese día escribo en femenino porque me sale del conejo, jajajajaja.

A lo que iba, que soy una cretina, porque a menudo, además de absurda, soy un poco altiva y me porto como una auténtica zorra. Este no fue del todo el caso, pero casi. Tuve la oportunidad de conocerte en persona, pero no lo hice. Te veía a diario, pero erais demasiados y no me interesé. Después un amigo me habló muy bien de ti y un día, por cosas de las redes sociales (jajajajaja), empezamos a chatear. Y me encantaste, por una espontaneidad apabullante y un sentido del humor salvaje.

En ese momento pensé que la vida es rara y que, a veces, por ser como somos (cretina, estirada y ridícula en mi caso), nos cerramos a gente que nos puede caer hasta bien, jajajaja. Cuánta gente se nos habrá cruzado y no hemos aprovechado la oportunidad de conocer, me pregunto cuando me pongo filósofa, jajajajaja. Pero esta vez el destino me ha dado una nueva oportunidad, que no pienso desaprovechar. Porque además de cretina y muy burra, no soy del todo tonta.

De ti, me quedo sin duda con dos cosas maravillosas; tienes una perra camaleónica (jajajajajaja) y has conseguido que la frase„las inclemencias del destino“ pase a los anales (jajajajajajaja) de la historia. Ay, mi cabeza!!!

Un beso, Jessi, bonita. Un beso a tu marido también, que debe ser un santo