sábado, 16 de abril de 2011

Allez les bleus!

Sí, he llegado... Y todo ha ido cien mil veces mejor de lo que podía haber imaginado. Quisimos dormir el lunes hasta la una de la mañana y conducir 10 horas así del tirón, con dos cojones... Acabamos saliendo a las diez de la noche, porque somos lo que somos; un poco impacientes, demasiado estresados y cero relajados... Sobre todo, yo. Condujimos hasta las tres de la mañana... 500 km menos... Pero los ojos se cerraban y el miedo a quedarnos sopa al volante con el gato detrás nos acojonaba... Ahora que lo pienso, jamás hablamos de nosotros, de que si nos la dábamos, bye bye a la Olivia y a la Danuta... No, eso no lo tuvimos en cuenta, al menos de boquilla. Nuestra máxima preocupación durante el viaje fue la gata... Y es que es lo que tiene ser padres... Y maricones, claro.

Viendo que Lilo (la gata) estaba bien (como pa no estarlo), nos paramos a descansar a las tres en un parking de camiones... A mí me dio un punto de morbo y terror (es lo que tiene vivir en esta mente) que me encantó, y después de oír hacer sus ruidos a Olaf (lo que confirma que duerme, y que contaré otro día), y asegurarme de que ningún camionero venía a violarme o a robarme (y es que a mí me da morbo hasta un parking de autopista), me quedé frito. A las tres horas, ya despiertos y muertos de frío, nos pusimos de nuevo "en route"... Amanecía, frío y cielo azul... Qué más se puede pedir?
Llegamos a Montpellier a las 11:30... Olaf conduciendo mientras yo le horrorizaba cantando el imposible "Divina de la muerte" en un claro guiño a mi viaje a Madrid hace unos meses... Y a Ana. Y es que Abel, después de una noche de risas y alcohol dijo que éramos la Azúcar Moreno de la intelectualidad... Ahí queda eso.
El de la inmobiliaria llegó a las doce, como previsto... El camión de la mudanza a las doce y cuarto, media hora antes de lo acordado ( sabéis lo que significa "antes" o "puntual", aspañoles?), jajajaja.
Y fue "dit i fet", que se dice en mallorquín... A las dos y cuarto todas las cajas estaban en el apartamento (me corto y no le llamo palacete, porque tengo algo de vergüenza, de momento), la lavadora enchufada, la nevera soltando su frío polar, la gata escondida porque no entendía nada y yo, encantado de habernos conocido.

El primer día dio poco de más... Bueno... Fuimos a ver el mar desde una playa preciosa donde había un bar que copiaba las formas de los chiringuitos de las playas de Ibiza... Y sus precios. 6 euros por un botellín de cerveza... Perdona??? Vamos, que el camarero me lo tuvo que repetir tres veces... Doce euros. Pues nada, majo... Aquí ni vuelvo, ni me pido nada más en las próximas dos horas, que el sonido del mar me relaja y tú ya te has llevado la propina de la semana, cacho de cabrón. Dos horas más tarde tuvimos a bien irnos a cenar estupendamente back in Montpellier... Cassoulet de canard y cock (jajajajajajajajajajajaja) au vin.

Creo que me va a gustar esta ciudad.

Mil besos,

Dani

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